Bienaventurados los pobres en espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
S. Mateo 5:03
Vosotros sois la luz del mundo;
una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
S. Mateo 5:14
No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos,
sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
S. Mateo 7:21
De cierto, de cierto os digo,
que vosotros lloraréis y lamentaréis,
y el mundo se alegrará;
pero aunque vosotros estéis tristes,
vuestra tristeza se convertirá en gozo.
S. Juan 16:20
Cuando oréis, decid: padre nustro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre. Venga tu reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
S. Lucas 11:02
Cuando el espíritu inmundo sale del hombre,
anda por lugares secos, buscando reposo;
y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí.
S. Lucas 11:24
Juan ciertamente bautizó en agua,
más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.
Hechos 11:16
Yo, la luz, he venido al mundo,
para que todo aquel que cree en mi no permanezca en tinieblas.
San Juan 12:46
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno, porque tu estarás conmigo;
tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Salmo 23:04
Entonces verán al Hijo del Hombre,
que vendrá en una nube con poder y gran gloria.
S. Lucas 21:27
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