La Voz de las Madres Antiguas


Dramita

(Aparece en el escenario algo así como un aposento.  Junto a una cuna está la madre sentada en una mecedora y cuando se abre el telón, mirando hacia la cuna donde está su niño, canta "Duerme, niño, duerme," con la música de "Duerme junto al templo un tierno niño").

La madre:
          Duerme allí en tu cuna quietecito
          que tu madre por ti velará.
          !Oh cuánto te quiero, mi hijito,
          tú me das felicidad!

Coro:
          !OH Señor, oh Señor,
          necesito yo tu dirección:
          para criar con valor
          y con santa devoción,
          a este niño que hoy
          muy gozosa a ti lo doy;
          dame, pues, mucha luz,
          te lo pido por Jesús!

(Entonces habla como dirigiendo la mirada hacia afuera):

La madre:  Madres, madres de la Biblia; oh santas mujeres del tiempo antiguo, levantaos de vuestras tumbas y venid con vuestros sabios consejos a fortalecerme.  Yo soy madre también y quiero, como vosotras, ser fiel en el desempeño de mi gloriosa misión.

(Entonces entran las madres, vestidas de túnicas blancas).

Bienvenidas sois, consagradas madres, en mi modesto hogar, y la luz de vuestras palabras iluminará el sendero de mis responsabilidades.

Jochebed:  Yo soy Jochebed, la madre de Moisés.  Cuando todos los niños varones que nacían en Egipto eran irremisiblemente decapitados por orden del Faraón, yo me revestí de valor y tuve fe en Dios y él premió mi intrepidez concediéndole la vida a mi hijito, quien bajo la dirección divina llegó a ser Moisés, el poderoso Caudillo de Israel.  Fe y valor son dos cualidades que toda madre debe tener.

Ana:  Mi nombre es Ana y soy la madre de Samuel.  Mi afrenta se convirtió en gloria cuando Jehová oyó y contestó mi férvida plegaria.  Me dio un hijo que me hizo muy feliz.  Desde pequeño, inculqué en mi hijito la vida piadosa y le enseñé la obediencia y el temor a Dios.  con razón.  pudo decir:  "Habla Señor, que tu siervo oye."  Y fue un verdadero profeta del Altísimo.  Los principios religiosos en la vida de los hijos es algo que ninguna madre consciente debe descuidar.

La madre de Samsón:  Mi hijo se distinguió por una fuerza física muy grande.  Realizó admirables proezas en favor de nuestro pueblo y fue el terror de sus enemigos.  Siempre disfrutó de envidiable salud, pero hubo una razón en todo eso.  Desde antes que naciera, mi hijo Simsón, el Angel de Jehová me ordenó que no tomara vino ni sidra ni comiera ninguna cosa inmunda.  Y yo obedecí.  Por eso creo y recomiendo a todas las madres que jamás tomen licor para que sus hijos sean fuertes y sanos.  

Eunice:  La herencia religiosa que recibí de mi madre Loida se la transmití a mi hijo Timoteo.  Yo soy Eunice y mi propósito fue instruir a Timoteo en el conocimiento de las Sagradas Escrituras, la Palabra de Dios.  Y no fui defraudada en mis esperanzas, pues desde muy joven, mi hijo se consagró al servicio del Señor y fue un compañero muy útil del Apóstol Pablo.  Por eso yo ahora aconsejo a todas las madres:  "Instruye al niño en su carrera, que aún cuando fuere viejo no se apartará de ella."

La madre:  Y tú ¿Quién eres?  Tu porte es muy modesto y tu semblante humilde.

María:  Yo soy María, a quien todos llaman la bienaventurada.  Mi dicha es mayor a la de todas las mujeres, pues yo soy la madre de Jesús.  Yo soy la esclava del Señor y él puso en mí su misericordia, sin merecerla.  No tuve riquezas que ofrecerle a mi hijo, pero me esforcé por darle un buen ejemplo, y fui recompensada, porque mi hijo fue el más humilde y santo de todos los hombres.

(Luego, las madres de la Biblia, cantan:  "Somos enviadas," con la música de "Un Raudal de Bendiciones").

Del Señor somos enviadas
a las madres a servir:
señalamos las pisadas
que se deben de seguir.
Es muy ardua la tarea
de en el mundo madre ser;
pero la que no se arredra
siempre tiene que vencer.
Buena madre, aquí nos tienes
para darte fe y valor;
de la vida los vaivenes
no les tengas gran temor.
Son los hijos la esperanza
del ansiado porvenir.
en Jehová pon tu confianza
y por él serás feliz.

La madre:  Gracias, santas mujeres.  con la ayuda de Dios me esforzaré a ser una madre ideal; cuidaré celosamente a mi hijo e influiré con mis enseñanzas a mi ejemplo a que sea un ciudadano útil, un verdadero cristiano y un consagrado hijo de Dios.

(Las madres de la Biblia desfilan hacia afuera mientras la madre comienza a Cantar:  "Es Hermoso Madre Ser." con la música de "Santa Biblia para Mí").

Es hermoso madre ser
y en Dios siempre creer:
que él nos puede ayudar
nuestros hijos a formar.
Si hay valor, fe y lealtad
somos madres de verdad.

Gracias mil, oh Dios, te doy,
porque hija tuya soy.
Madre buena, dulce y fiel
con mi niño quiero ser:
dame, pues, tu clara luz
y el amparo de Jesús.
(Telón).


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